Dios bendiga Francia y su infinidad de semanas de vacaciones.
En octubre, el día de todos los santos son en realidad como 3 semanas de
vacaciones.
En una de esas fui a Madrid por primera vez. Yo soy de las
que se aprendió la coreografía de la macarena y si me salvé de que exista
evidencia en vídeo es porque las videocámaras eran unas monstruosidades no tan
populares; sin embargo la primera canción que se me vino a la cabeza cuando ya
estaba lista para irme, fue la de las Ketchup y no me da pena admitir que Diego
el que venía de la vuelta de la esquina no fue el único que se la bailó, cantó
y gozó.
Llevaba apenas dos meses sin comida colombiana, pero con el
patrocinio de mi tía lo único que me faltó fue el lulo. Creo que hasta el día
de hoy ese fue mi último helado de maracuyá. Yo había escuchado –como todo el
mundo- que hay muchos colombianos en España etc, pero aun así me sorprendieron
las tiendas, los productos y los precios. El costo de vida es más bajo…el salario
mínimo también.
Como casi todo, no lo planeé con suficiente tiempo y terminé
pagando un pasaje en bus ¡a 100€! Pero bueno, esas no fueron penas. Lo
bueno de viajar en bus en esa parte de Europa es que hay mucho que es plano y
sin nada de curvas que contribuyan al mareo y para qué les voy a mentir, a mí
me marean bailando salsa así que eso me hizo muy feliz. El paisaje también
ayudó, yo no les puedo describir la emoción, era mi primer viaje fuera de
Francia.
Madrid es una ciudad muy bonita, y aunque fui antes del
invierno ya tocaba saquito. Con sol del atardecer la ciudad es tan perfecta que
no puedo recomendarles lo suficiente que se busquen un mirador, terraza o
cualquier punto alto para contemplar el sol ponerse. Cosas para hacer y ver
muchísimas; infaltables para mí: Cibeles –así no sean hinchas del Real-, la Puerta de Alcalá –pues porque si no toman la foto no parece que fueron a Madrid-, El
Parque del Retiro, El Templo de Debod los va a enamorar con las vistas y el
juego de sombras que se puede apreciar en la tarde. El Santiago Bernabeu, yo he
entrado a varios estadios en mi vida y les digo que esa visita sí paga la
boleta, caminar por el rio por donde queda/ba el Vicente Calderon… Y vayan a
donde el viento y el corazón los lleve.
En España se come tarde y se vive hasta tarde así que hay
que aprovechar. Vayan a una terraza a ver la ciudad y se toman algo para acompañar con unas tapas y buena charla. Si no van en verano así haya sol no se dejen engañar, en Europa
en general hay que protegerse con un saquito al menos, que el cambio de clima a
uno lo enferma eso está implícito, no hay porqué empeorarlo por imprudente.
Después de una semana en España volví a Francia y no
entendía Francés. Llegué a donde vivía, me hablaron y me quedé pegada al suelo
mirando con los ojos muy abiertos y dije: ¿qué? (en español.)
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